✎ QUÉ VER Y HACER EN POPEYE VILLAGE.

Popeye Village está formado por 19 edificios de madera que evocan a los pueblos americanos de los años 20. Las casas están abiertas para que todo aquel que lo desee pueda verlas, aunque como es lógico, las viviendas de Popeye, Olivia y la dedicada al museo del comic son las que más éxito tienen. 

Zona de juegos. Pues no pensábamos que nuestro hijo, que en esa fecha rondaba los 13 años, se divirtiera tanto con juegos antiguos, algo que se agradece viviendo en la era digital. Bueno, también disfrutaron algunos adultos entre los cuales nos incluimos. 

Playa, toboganes, piscinas. La privilegiada situación de Popeye Village nos hará disfrutar de uno de los entornos más bonitos de Malta con aguas azul turquesa totalmente cristalinas. Así que no se os puede olvidar el bañador y la toalla para que los más pequeños de la casa puedan jugar en la playa o darse un chapuzón en la piscina. Además, en verano hay toboganes, hinchables y es posible dar un paseo en bote por la bahía.   

Espectáculos y juegos. Por si todo esto fuera poco, el parque Popeye Village siempre tiene juegos y espectáculos para que los niños se entretengan. Talleres de pintura facial, de globos, marionetas, desfiles y el show en el que Popeye, Olivia y Brutus hacen acto de presencia y una vez terminado Popeye se presta a ser fotografiado.

En Navidad encontraréis el pueblo de Popeye decorado como si fuera el de Sant Claus y podréis ver un gran desfile con más de 200 duendes.

En nuestro caso la visita coincidió con Halloween. A parte de ver todo ambientado para la ocasión, los niños podían jugar al “truco o trato”. Con la entrada les hacían entrega de un sobre y unos tickets, y tenían que ir por el parque buscando a las brujas para que les dieran golosinas. Además los peques iban disfrazados, por lo que sería buena idea lleva un disfraz.

✎ NUESTRA VALORACIÓN.

Habíamos leído alguna que otra opinión negativa sobre Popeye Village, sobre todo de gente que le parecía que el precio era demasiado elevado para lo que se ofrecía. Así que íbamos con una expectativa más bien baja sobre lo que nos íbamos a encontrar.

Pues bien, a nosotros nos encantó. Es un lugar diferente y único en el mundo, el cual te permite pasar un día divertido. Y cuando digo un día es literal. Nosotros fuimos a las 11 de la mañana y cuando nos quisimos dar cuenta eran las tres de la tarde. Así que si vais con niños muy pequeños y disponéis de tiempo os recomiendo pasar allí la mañana y la tarde tranquilamente.

En cuanto al precio nos pareció correcto. Con la entrada nos dieron unas palomitas y un obsequio en la tienda. Y los niños tienen acceso a muchas más cosas.

Aunque se puede introducir comida del exterior, nosotros comimos en un restaurante dentro del parque. No nos resultó caro.