Desde el primer momento que nos
adentramos en la Quinta da Regaleira quedamos atrapados por un
mundo mágico repleto de misterios, secretos y símbolos masónicos. Tal fue
nuestro grado de encantamiento que perdimos parte de nuestra identidad y por
momentos nos convertimos en exploradores, otrora en magos y a veces en
templarios. ¡Qué bien nos lo pasamos! Amigos viajeros, no podéis perderos
este lugar.